Ilustración: Sebastián Damen

 

Introducción

Somos una construcción biológica, cultural, espacial, temporal, somos seres sociotécnicos, seres tecnológicamente constituídos, vivimos en sociedad con otras personas y dispositivos de todo tipo. Pensar en la humanidad implica considerar las técnicas y tecnologías que sostienen la cotidianeidad, dado que no hay vida humana posible sin ese entramado que logra que seamos capaces de realizar cada acción de nuestra vida diaria.

Para abordar las subjetividades propias de la cultura digital, expondremos tres aspectos. El primero vinculado al delegamiento de funciones en los dispositivos inteligentes, el segundo referido a las características de los contenidos preferidos y consumidos; y el tercero vinculado al carácter prosumidor de los usuarios digitales. Estos tres ejes confluyen en una aproximación a las identidades propias de la cultura digital contemporánea.

Delegar  funciones

 

Miguel Benasayag es doctor en neurología, biólogo y psicoanalista francoargentino y coautor del libro “La inteligencia artificial no piensa. (El cerebro tampoco)” (2024) junto a Ariel Pennisi. En esta obra, el autor plantea que “nos relacionamos de una manera promiscua con las tecnologías digitales”. Benasayag expone que cuando delegamos funciones -hoy en día en las tecnologías digitales- ya no nos ocupamos de esas acciones y esa parte del cerebro queda en desuso. En un estudio realizado con dos grupos de choferes de taxi, a uno de ellos les pidieron que manejen sus vehículos asistidos con tecnología gps, y al otro grupo sin esta tecnología. Después de tres años, va a concluir Benasayag, “los que manejaban con gps tenían los núcleos subcorticales que cartografían el tiempo y el espacio, atrofiados”, esto se produjo dado que la función que la persona  delega en su dispositivo deja de realizarla, de pensarla, de razonarla; y la delegación masiva de funciones sin que haya reciclaje, es decir, sin reemplazo de otras acciones que nos permitan ejercitar esas acciones cerebrales, significa un debilitamiento de la potencia cerebral.

¿Qué acciones hemos delegado en nuestros teléfonos celulares, en las inteligencias artificiales, en nuestras rutinas automatizadas? 

Vamos con algunos ejemplos descriptivos para visualizar el concepto:

 

Escribo una serie de acciones que debe realizar mi compañera de trabajo utilizando lápiz y papel (imaginar la postura corporal, los elementos del cuerpo involucrados, el movimiento que se realiza, los procesos cognitivos que entran en juego y las tecnologías). Estas instrucciones voy a dárselas cuando la vea en la oficina que compartimos, es decir, cuando las dos coincidamos en el tiempo y en el espacio. En ese momento y lugar, mi compañera leerá las instrucciones, al tomar el papel con sus manos y dará inicio a las acciones detalladas allí.

Tan pronto como termino de escribir, tomo la escoba para barrer la habilitación en la cuál me encuentro. (imaginar la postura corporal, los elementos del cuerpo involucrados, el movimiento que se realiza, los procesos cognitivos que entran en juego, las tecnologías y la relación espacio - tiempo)

Suena el timbre de casa, y es mi hermano que viene a darme una noticia (imaginar la postura corporal, los elementos del cuerpo involucrados, el movimiento que se realiza, los procesos cognitivos que entran en juego, las tecnologías y la relación espacio - tiempo)

 

Ahora presentamos la misma situación pero involucrando otras tecnologías para su resolución:

Escribo una serie de acciones que debe realizar mi compañera de trabajo utilizando la aplicación del correo electrónico que tengo instalada en el celular mientras estoy en casa (imaginar la postura corporal, los elementos del cuerpo involucrados, el movimiento que se realiza, los procesos cognitivos que entran en juego y las tecnologías). Estas instrucciones se las envío tan pronto termino de redactarlas vía mail, es decir, aunque no coincidimos en el espacio puedo hacérselas llegar mediante conexión a internet. En el momento en que mi compañera reciba el correo electrónico, leerá las instrucciones y estará en condiciones de dar inicio a las acciones detalladas allí.

Mientras escribo las instrucciones, la aspiradora robot inicia la programación que le indiqué la primera vez que la utilicé y comienza a aspirar la habitación. (imaginar la postura corporal, los elementos del cuerpo involucrados, el movimiento que se realiza, los procesos cognitivos que entran en juego, las tecnologías y la relación espacio - tiempo)

Recibo una notificación de whatsapp, mi hermano me envía una noticia (imaginar la postura corporal, los elementos del cuerpo involucrados, el movimiento que se realiza, los procesos cognitivos que entran en juego, las tecnologías y la relación espacio - tiempo)

 

En este sentido, si el reloj -según Lewis Mumford- inauguró la modernidad impactando en el modo en que nuestros cuerpos experimentan el tiempo; el software, según Lev Manovich (2014), se convirtió en el motor de las sociedades contemporáneas. Lo concibe “como una capa que cubre todas las áreas de las sociedades contemporáneas” y plantea que “está dando forma a nuestra cultura” y que es, a su vez, modelado por la cultura. (p. 19).

 

Para el autor, “si queremos comprender las técnicas contemporáneas de control, comunicación, representación, simulación, análisis, toma de decisiones, memoria, visión, escritura e interacción, nuestro análisis no puede estar completo hasta que consideremos esta capa del software”. Lo anterior, implica que la arquitectura, el diseño, la sociología, las humanidades, la ingeniería, los estudios de ciencia y tecnología, necesitan reflexionar sobre el rol del software y sus consecuencias en el hacer de cada profesión.

Sin embargo, sabemos que el software ya no es exclusivo del ámbito laboral, los sistemas de mensajerías instantáneas, las plataformas de películas, la comida o el taxi que pedimos por aplicación, el gps que nos muestra o nos lleva hasta un lugar, son el software que están presente en nuestra cotidianeidad.

Rapidez y brevedad de los cambios

 

Si lo descrito en el apartado anterior fuera de poca magnitud, debemos agregar que en el contexto actual, los cambios suceden de una manera exponencial y tan rápida que dificulta la adaptación a estos. Tal como relata Carlos Scolari (2023):

 

“El concepto de cambio tecnológico exponencial (exponential technological change) es fundamental en este marco de análisis: las tecnologías exponenciales se desarrollan a un ritmo veloz, impactan en todas las esferas de la sociedad y exigen una comprensión profunda de sus implicaciones. Según Azeem Azhar se produce una brecha exponencial (exponential gap), o sea, una disparidad entre el rápido avance de las tecnologías y la adaptación más lenta de las instituciones sociales y los individuos, dando lugar a numerosos desafíos y no menos desequilibrios.”

 

A esta adaptación que describe el comportamiento de las personas a los dispositivos digitales, debemos sumarle las consecuencias que estas prácticas y relaciones tienen en la cultura, en las formas de hacer. Carlos Scolari (2020) denomina Cultura Snack a la particularidad que adquiere la cultura actual a partir del consumo de contenido fragmentado:

 

“La explosión de la cultura snack podría considerarse el caldo de cultivo de una forma cultural “original” que emerge de la nueva ecología mediática. La fragmentación y velocidad del videoclip, que tanto sorprendía a los analistas e intelectuales en las últimas décadas del siglo XX, era solo la antesala de una textualidad que está llevando el culto de la brevedad hasta sus últimas consecuencias. La cultura snack, desde esta mirada, se presenta como un espacio aún más enloquecido, recombinatorio y acelerado que deja atrás la época dorada de la neotelevisión y anuncia una nueva configuración cultural. La cultura snack como algo que viene después (after) el postmodernismo (afterpost). La metáfora líquida, con todo el respeto que le merece al autor el señor Bauman, ya no basta: los nanocontenidos salen disparados como moléculas en estado gaseoso y chocan entre sí formando una interminable carambola textual.” (2020)

 

De acuerdo al planteo del autor, en medio de una cultura que propone un consumo constante, breve y rápido, nuestra capacidad de atención se vuelve un bien finito y muy deseado.

Prosumidores en la cultura digital

Alvin Toffler (2010) ha desarrollado el concepto de prosumidor para referirse al traslado de acciones que antes era necesario delegar en alguien más y actualmente realiza cada ciudadano por sí mismo. En este sentido, el autor explica que si antes solo se podía retirar dinero en efectivo del banco, donde una persona lo ponía a nuestra disposición, eso fue modificado por los cajeros automáticos que dispensan dinero las 24 horas del día, los 7 días de la semana; si antes solo podíamos obtener nuestras fotos contratando el servicio de impresión, actualmente esto es posible hacerlo también por nuestros propios medios. Este desarrollo de máquinas, en palabras de Toffler, genera valor económico en una economía no monetaria.

La lista de acciones que antes debíamos contratar y ya no es necesario, continúa y probablemente si reflexionamos sobre la cantidad de contenido que generamos y/o que colaboramos con su posicionamiento, seguramente es exponencial.

Video:

 

En el mismo sentido, los usuarios ya no solamente consumen el contenido que ofrecen los medios de comunicación tradicionales, sino que contribuyen a generarlo. Esto multiplica la información que circula en la red, con las posibilidades y los riesgos que esto significa, dado que por un lado se diversifica la agenda, y, por el otro lado, aumentan las chances de toparse con contenido falso o impreciso lo que demanda una atención desarrollada y un posicionamiento crítico para poder discernir entre la información válida respecto de la que no lo es.

 

Reflexiones

A partir de lo expuesto en esta unidad, cabe la necesidad de dedicar un momento a reflexionar sobre algunas cuestiones que plantean los autores recuperados:

¿Qué características asume la subjetividad digital? ¿Cuáles son los principales desafíos que debemos enfrentar en la cultura actual? ¿Hay alguna alternativa a la cultura digital contemporánea? ¿Hacia dónde se inclinan los procesos productivos, económicos, políticos y sociales? ¿Qué acciones continuaremos delegando en los dispositivos electrónicos? ¿Qué impacto tendrá este delegamiento en nuestras habilidades, nuestras competencias, así como en nuestras posibilidades corporales e ideológicas?



Bibliografía:

 

Last modified: Monday, 12 May 2025, 7:19 PM